CARTAGENA
El puerto de Cartagena, en la Costa Cálida mediterránea, ha sido apreciado desde los tiempos de los cartagineses. No en vano, la ciudad fue el principal centro de los cartagineses en España, y de aquí salió Aníbal para iniciar la segunda guerra púnica. En razón de su posición estratégica a lo largo del litoral de Murcia, ha sido habitada por diferentes culturas, que han dejado huella de su recorrido histórico y artístico. Una visita por la ciudad y sus museos nos permitirá adentrarnos en la historia de una ciudad fuertemente vinculada al mar.
Esta localidad marítima que suscitó el interés de cartagineses y romanos, debe su denominación actual al antiguo nombre latino Carthago Nova. Cartagena fue también árabe, hasta la reconquista llevada a cabo por Fernando III el Santo que la anexionó al reino de Castilla.
La rica herencia de Cartagena se extiende a orillas de su puerto turístico. La Muralla del Mar, mandada construir por Carlos III (siglo XVIII), delimita el casco antiguo, cuya entrada está dominada por el Palacio Consistorial o Ayuntamiento, una joya de la arquitectura modernista de comienzos del siglo XX.
Camino del Parque Torres (detrás de la Muralla del Mar) se encuentra la Catedral Vieja. Se trata del templo más antiguo de Cartagena (siglo XIII), cuyos restos se conservan sobre el graderío de un Teatro Romano descubierto en 1987. Erigido en el siglo I a. C., junto al de Mérida, es uno de los más importantes de España. Muchas de las piezas halladas en este yacimiento se pueden admirar en el Museo Arqueológico Municipal.
De cara al Mediterráneo se sitúa un elemento claramente relacionado con el mar: el prototipo del submarino inventado por Isaac Peral, hijo ilustre de la ciudad. El Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA (en el Paseo Alfonso XII, 22), por su parte, acoge el Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas, cuyos hallazgos permiten conocer aspectos sobre la construcción naval, el comercio y la navegación desarrollados en la antigüedad.
Del esplendor romano de la ciudad también son buenas muestras la Zona Arqueológica el Molinete, la columnata de la Morería Baja y la Muralla Bizantina, que a pesar de este nombre es también romana. A señalar en especial el Augusteum y el Decumano. El primero custodia restos del antiguo foro, una importante construcción de carácter público, como testimonian los lujosos suelos de mármol. El segundo es un yacimiento anejo al Barrio del Foro Romano, centro de visita turística donde se encuentran las distintas salas de las termas romanas de la ciudad. Por otra parte, la Casa Fortuna, construida en el siglo I a. C. y que perteneció a una familia acomodada, proporciona un ejemplo de cómo podía ser la vida cotidiana en el imperio romano.
En el parque Torres surge el Castillo de la Concepción. Erigido sobre un cerro, fue fortaleza de cartagineses, romanos, visigodos, árabes y castellanos y hoy alberga el Centro de Interpretación de la Historia y de la Cartagena Medieval. De hecho, los edificios militares de defensa siempre han estado presentes en la ciudad. Constituye un ejemplo de ello el Fuerte de Navidad, construido a mediados del siglo XIX y hoy Centro de Interpretación de la arquitectura militar defensiva de Cartagena y del Mediterráneo. Se recomienda también visitar el Refugio - Museo de la Guerra Civil, una serie de galerías utilizadas durante la guerra para protegerse de los ataques aéreos.
Para conocer la arquitectura modernista de Cartagena se debe recorrer la calle Mayor, que parte de la plaza del Ayuntamiento, y sus aledaños. Aquí se encuentran las Casas Cervantes y Llagostera, obras del arquitecto cartagenero Victor Beltrí, cuyos elementos característicos son miradores, trabajos en hierro y relieves de bronce que representan figuras alegóricas. Otros edificios representativos de esta corriente artística son el Casino, el Gran Hotel, la Estación de Tren y las Casas Maestre y Dorda. Monumentos elegantes y burgueses que hablan del desarrollo económico de la zona a finales del siglo XIX y principios del XX, basado en la minería y en la industria. Más aristocráticos son los palacios de Aguirre (con anejo un edificio modernista que acoge el Museo Regional de Arte Moderno MURAM) y Pedreño, de estilo modernista el uno y neoclásico el otro.
Y todavía, en el monte Aletes, uno de los cinco cerros que circundan Cartagena, se encuentra la Muralla Púnica. Merece la pena visitar también el barrio pesquero de Santa Lucía.
La ciudad alberga cada año importantes citas culturales, como el festival de músicas del mundo "Un mar de Música". Hay que destacar también las fiestas históricas de Cartagineses y Romanos que, en la segunda mitad de septiembre, hacen revivir los eventos de la fundación púnica de la ciudad y de la conquista romana.
Gastronomía
La gastronomía de estos lugares merece un capítulo aparte. La variedad paisajística de la Región de Murcia enriquece una mesa donde se dan la mano productos de la huerta, del mar y del interior. En Cartagena, sin duda, mandan los salazones, los pescados, el "caldero" (arroz caldoso con pescado) y la paella. Las abundantes salinas del Mediterráneo son empleadas a la hora de elaborar los salazones (sobre todo de atún, caballa o melva) y los pescados a la sal, como la dorada. Los calderos de mújol, rape, mero... son acompañados de arroz, que se cuece en su mismo caldo, y se acompaña de ali-oli, la mayonesa aderezada con ajo. El pan de higos es una especialidad de la región y el "asiático", típico de Cartagena, es un café con leche condensada, coñac y canela.
Para degustar las diferentes cocinas murcianas habrá que dirigirse al noroeste para visitar la Sierra de Moratalla, Caravaca de la Cruz y Calasparra, cuyo arroz es el único en España con Denominación de Origen. Sin duda alguna, este será el ingrediente principal de una larga lista de recetas, como el arroz con caracoles o en potaje con apio y pavo. La Vega del Segura conduce a poblaciones como Cieza, Archena (con su balneario) o Molina del Segura (con un importante campo de golf), lugares donde los espárragos trigueros, el potaje de acelgas y el conejo con castañas son algunos de sus manjares.